Lo público y lo privado deben y pueden converger, frente a prejuicios ideológicos. Pero tan malo es dejar administraciones con elefantiasis, cargadas de servicios que apenas pueden prestar, como construir infraestructuras no rentables que luego tiene ‘Papá Estado’ que rescatar. A las autopistas me remito. La colaboración público-privada es un asunto de gestión, máxime en lo local.

Sobre todas estas cuestiones pude reflexionar ayer durante un foro celebrado en Madrid y organizado por El Mundo y Expansión. Expuse que las fórmulas de colaboración brindan oportunidades en estrategias globales como las del cambio climático, la eficiencia, las ciudades inteligentes, la gestión de residuos …

Normalmente se usan las concesiones y las externalizaciones, pero hay formas imaginativas. En Málaga, estamos activando un fondo de coinversión para ‘start-ups’, con mentorizaciones y soluciones tecnológicas por un importe de 1 millón de euros. No se trata sólo de un programa para inyectar capital, sino que es un modo de transferencia tecnológica y de la experiencia de los inversores. Para dibujar este programa, aún en ciernes, lo más difícil no fue negociarlo, sino su encaje jurídico. Y aquí hay muchos pasos que dar.

También podemos seguir avanzando en el programa Málaga Byte y las vocaciones científicas. Ahora hay 10.000 escolares formándose en robótica y programación pero podemos implicar a empresas, el PTA, la UMA y seguir trabajando para que Málaga tenga de una vez universidad privada referente. Esta propuesta la elevamos al pleno el jueves pasado y, desde el bando de la izquierda, sólo obtuvimos gritos. No les sirvieron porque sacamos la iniciativa adelante.

¿Y qué decir de Limasa, empresa mixta con los inconvenientes de lo público y de lo privado? Privatizar y dividir nos permitiría aplicar I+D+i, mecanizar, aplicar el ‘know-how’ de expertos en el sector,  generar competencia, penalizar incumplimientos vía certificaciones (ahora tenemos que resignarnos…), permitir la participación de empresas más pequeñas y locales al hacer lotes más manejables…

En general, hay que trabajar en buenos pliegos y contratos, con cláusulas sociales y ambientales, buscando siempre preservar el interés general. Al inversor que cumple, alfombra roja. Pero hay que ser exigente y preservar las arcas públicas.

La colaboración público-privada no sólo permite sortear los problemas de costes y eficiencia de hoy, también entiendo que permite poner luces largas y trabajar en el modelo de nuestras ciudades.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga, el martes 30 de mayo de 2017