Me preguntaba alguien el otro día que cuál sería mi primera medida si fuera alcalde de Málaga. No lo dudé: levantar el teléfono y concertar una reunión con quien ese momento fuera presidente de la Junta de Andalucía. Málaga vive aplastada por el fuego cruzado PP y PSOE, Junta y Ayuntamiento. Y eso lo condiciona todo y aburre al más pintado, inversores incluidos. El alcalde ha jugado a explotar la afrenta y el victimismo permanente, la comparación territorial. Y la Junta ha vaciado políticamente las delegaciones y su presencia en Málaga.

Que hay que limpiar los arroyos y cauces, ambas administraciones se cruzan querellas. El último en fallar ha sido el Supremo, tumbando otra sentencia, esta vez del TSJA. Cada ida a los tribunales es un fracaso de la política. ¿No es mejor concertar un calendario de compromisos y tener en cuenta que los cauces a veces transcurren por varios municipios y que lo que ocurre aguas arriba repercute más abajo? Pues no.

Hace pocos meses sufrimos la famosa guerra del ruido y el Ayuntamiento multó a colegios (Junta) por el hecho de que los chavales jugando al baloncesto molestaban a algún vecino. Y esto, tan sintetizado en estas líneas, fue un problema de declaraciones cruzadas durante varias semanas hasta que se impuso el sentido común. ¿No nos podíamos haber ahorrado el esperpento?

El metro es la batalla más cruenta. Por un lado, tenemos al  alcalde y al PP, que incumplen lo que firmaron sobre la línea al Civil; que van a los tribunales por cuenta del pago de la obra, y pusieron decenas de trabas al inicio de las obras. Por otro, la Junta improvisa, ralentiza, acumula sobrecostes, cambia de modelo y es responsable de despropósitos como el de tener ocho años levantada la zona de Callejones del Perchel. Eso sí, cuando a ambos actores les pedimos desde Ciudadanos que se sentaran a negociar para llevar el metro al PTA nadie movió un dedo.

Y sumen decenas de polémicas y se quedaran cortos. Creo que hace falta recuperar ese espíritu de la Málaga de entre el 95 y el 99 en el que el acuerdo y la negociación lo presidían casi todo. Y había dos personas, Celia Villalobos en la Alcaldía y Luciano Alonso, en la Delegación del Gobierno de la Junta, que se veían con frecuencia y llegaron a grandes acuerdos por Málaga. Me obsesiona recuperar ese espíritu.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga, el martes 20 de febrero de 2018