Uno de los lemas que rezan en el escudo de Málaga es el de ‘Muy Hospitalaria’. Doy fe. No es un tópico. Málaga estuvo en mi vida antes que la política. La política pasará. Ser orgulloso representante público de Ciudadanos tendrá fecha de caducidad. Pero Málaga seguirá porque es una decisión vocacional. Me preguntaban el otro día en una entrevista por los motivos de haber recalado en esta bendita ciudad y me apetecía compartirlos con ustedes.

Soy un asturiano orgulloso, lo que es compatible con ser un malagueño de corazón. Desde los 19 años he viajado por medio mundo, atesorando gran experiencia laboral desde la base. Eso contribuye a una visión liberal de la vida, hablando esta vez desde el punto de vista del desarrollo personal y de las libertades. He tenido a pares experiencias en ciudades. Ninguna como Málaga. No conozco globalmente ninguna ciudad mejor para vivir. Tengo cuatro hijos muy pequeños (entre los 8 y los 3 años) y pienso con la luz larga de dónde quiero verles crecer y desarrollarse porque se dan las condiciones óptimas.

Salí de casa sin tener 20 años y tras haber estudiado un FP superior sobre dirección hotelera. En Asturias había entonces una crisis laboral de insoportables dimensiones por mor de la reconversión de la minería. Mis padres siempre me inculcaron la apertura y viajar. Y me fui a Londres, donde empecé desde abajo, limpiando coches y como camarero de piso. Fui creciendo hasta acabar gestionando importantes hoteles en España y trabajé mucho en Sudamérica y aprendí la responsabilidad de que un sistema funcione, de optimizar a grandes equipos de personas, de cuadrar cuentas…

Hace unos años conocí a mi mujer y estuvimos viviendo en Argentina. Yo había estado varias veces en Málaga y le hablé de ello. Por entonces, éramos autónomos y vivíamos de nuestras empresas relacionadas con las nuevas tecnologías y el marketing online. Las ventajas de este tipo de actividades es que te permiten elegir lugar de residencia. Y sí, desde un tiempo en el que estuve aquí cerca, en el Boquete de Zafarraya, ya soñaba con instalarme en Málaga. Y aquí nacieron dos de mis hijos, aunque todos son unos auténticos boquerones.

Málaga es imbatible por clima, calidad de vida, comunicaciones, revolución tecnológica, oportunidades de negocio, gastronomía, tradiciones… Pero, sobre todo, por su gente, que nunca me ha hecho sentir extraño aquí. Gracias, siempre, por vuestra hospitalidad.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga, el martes 10 de abril de 2018