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Hace unos meses visité por primera vez las dependencias que la ONG Amfremar tiene en El Palo. Debo decir que salí de allí con un verdadero nudo en la garganta y que uno de mis habituales colaboradores no pudo reprimir alguna lágrima. Podemos ponerle todas las cifras a las situaciones de emergencia y dificultad. Pero cuando uno se da un bofetón de realidad es más poderoso que cualquier estadística, especialmente cuando hay niños pequeños pasando por situaciones difíciles.

En efecto, El Palo es un barrio de contrastes, con mucha alma, con mucha vida propia y en el que emergen héroes como Fernando Gutiérrez, la locomotora de esta organización que tanto bien ha hecho por tantas y tantas familias. En un principio, hace casi dos décadas, nacieron como vocación de atender a exdrogodependientes o exreclusos. La dura crisis ha abocado a muchas familias a acudir a Amfremar como tabla de salvación.

Fernando siempre tiene una palabra de agradecimiento y de ánimo. Pero somos los demás quienes estamos en deuda con él y quienes debemos seguir dándole nuestro ánimo sincero. Gentes como él hacen de nuestra sociedad malagueña un lugar mejor y desde luego nos marcan el camino con su ejemplo y entrega.

Hace unos días, han inaugurado el supermercado social [prefiero utilizar este término y no el de economato tomándolo del que emplea la redactora de esta casa Tamara Montes de Oca, a la que siempre procuro escuchar]. En este lugar, las familias en apuros pueden llenar una cesta de la compra decente con productos a coste casi simbólico.

Es uno de los 14 supermercados sociales que, con nuestro granito de arena, negociaciando con el equipo de gobierno, hemos activado en la ciudad desde Ciudadanos. Nuestra colaboración con el equipo de gobierno siempre es máxima y estamos orgullosos de que gracias a estos servicios, distribuidos por los 11 distritos, 11.200 malagueños en dificultad puedan llenar el carro. Las cifras son frías, pero cada visita a estos supermercados es un poco de calor para estas familias. Y en cada acción de Amfremar late la generosidad de un barrio. Gracias, Amfremar. Gracias, Fernando.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga el martes 31 de enero de 2017