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Una de las líneas constantes de Ciudadanos es en el Ayuntamiento atañe a la gestión de los residuos. Mucho más allá del sempiterno asunto de Limasa, la ciudad tiene que estar preparada para cumplir con los horizontes de reciclaje que impone la Unión Europea. Y la ciudad somos todos, Ayuntamiento, malagueños particulares, empresarios… Mañana es tarde. Y hay que apretar el acelerador de estas acciones que no sólo son extremadamente necesarias para el medio ambiente, sino que, además, pueden aportar un valor añadido a nuestra economía. No es raro en este contexto, y a pesar de que en términos generales apostemos por una Limasa privatizada y dividida en sectores, que no veríamos con malos ojos que la planta de tratamiento fuera pública, dado que podríamos recuperar dinero para las arcas municipales.

El mes pasado llevamos una moción a pleno para intensificar la presión sobre los hosteleros del Centro para que se adscriban al programa puerta a puerta flexible y gratuito de Ecovidrio. Tan sólo el 30% de ellos lo hace y esto hay que revertirlo

Pero también ayer, aprovechando una muy acertada moción del edil de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, sumamos una enmienda para que la administración esté encima de realidades como las de las toallitas, ese accesorio tan útil, tan usado y que a la vez se ha convertido en pesadilla para Emasa y las empresas que gestionan la red de saneamiento en general.

Hay que insistirle a las empresas que dejen de añadir el término ‘biodegradable’ a los paquetes. No lo son en absoluto y además producen averías y saturaciones en los colectores, estaciones de bombeo y otras infraestructuras de nuestro saneamiento. Hace falta ahondar en campañas como las que ha articulado el Ayuntamiento

La moción que refería hablaba de que no puede ser que haya tantos productos hoy en día que uno adquiera y que traigan en el mismo ‘pack’ cartón, plástico y vidrio. Tampoco podemos volver locos a los consumidores. Y, desde luego, hay que remar en la misma dirección para cumplir con los horizontes que fija la Unión Europea. Por ejemplo, en 2020 se tendría que reciclar el 75% del vidrio. O en 2030, el 80% de los envases. Y a partir de 2025 se prohíbe arrojar cualquier residuo reciclable a vertedero. La basura marina y los residuos alimentarios también son cuestiones a trabajar.

Son muchas ideas, quizás mezcladas, pero sirvan para poner un granito de arena en esta lucha que debe ser de todos.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga el martes 14 de febrero de 2017