La mezquita funeraria mejor conservada de España está en Málaga y, lamentablemente, cerrada al público. El grupo Ciudadanos se ha propuesto rescatar este tesoro escondido dentro de un bloque de viviendas en el número 22 de la calle Agua, en la falta del Monte Gibralfaro. A propuesta de la formación naranja, la Comisión de Derechos Sociales celebrada este viernes ha aprobado por unanimidad instar a la Junta de Andalucía a que asuma la gestión de este conjunto para que pueda ser visitado por el público, con la mayor celeridad posible y, especialmente, antes de que se acometa la conexión de las calles Mundo Nuevo y Agua, una de las propuestas con ‘sello naranja’.

“No hace falta una gran inversión para abrirlas al público”, recalcó el viceportavoz, Alejandro Carballo, que agradeció el apoyo del resto de fuerzas políticas a la iniciativa de Ciudadanos, con la que espera que “pronto los malagueños podamos visitar esta joya arqueológica que muchos ni siquiera conocen que existe”.

La historia

El conjunto está conformado por dos mezquitas funerarias, un par de oratorios fúnebres, así como un mausoleo. Una de las cuestiones más llamativas, que diferencia estas mezquitas de las de rezo, no cuentan con puerta de acceso ni techo, puesto que el Islam marca no construir sobre tumbas. En su día, la Junta de Andalucía decidió que el conjunto, el más grande de España, se integraría en el conjunto de viviendas y, para ello, se realizó un cierre a finales de la década de los 80. En su momento, llegó a plantearse incluso una fecha de inauguración.

Son, por lo tanto, dos mezquitas excepcionales que datan de los siglos XII y XIII. Suman una superficie cercana a los 500 metros cuadrados que sirven de perfecto centro de interpretación para conocer como eran las necrópolis musulmanas. En concreto, se estima que la zona de enterramientos en aquella época se extendía desde la falda norte de Gibralfaro hasta las inmediaciones del Ejido. No es la única historia que esta zona puede contar, puesto que también fue sede de un hipogeo púnico y una necrópolis del Bajo Imperio Romano con enterramientos de niños dentro de ánforas.

Los documentos históricos refieren a todo este triángulo Gibralfaro-Carrión-Ejido como una zona familiar, arbolada y que experimentó su lógico fin, expolio incluido, a partir de finales del siglo XV con la Toma de Málaga  (1487)