Cambiar lo local sin duda puede inducir cambios a mayor escala. Todos a quienes nos preocupa el medio ambiente asistimos consternados a imágenes de insoportable basura, de millones de plásticos que acaban flotando en mares. Y el problema no es ya lo que se ve, sino lo que queda en los fondos e incluso pasa a la cadena alimentaria. Los avances en nuestra sociedad han multiplicado exponencialmente nuestros residuos y su gestión es un reto. El reciclaje no es sólo una necesidad acuciante. Tiene que ser visto como una oportunidad para todos. Una oportunidad que hasta puede ser rentable en lo económico.

A escala local la reutilización, el reciclaje y la sostenibilidad han guiado la acción de Ciudadanos en Málaga. Siempre hemos complementado la apuesta por zonas verdes y reforestaciones con una labor orientada a hacer propuestas en materia de gestión de residuos.

No es ya que creamos en ello. Es que estamos a las puertas del año 2020, una fecha clave para ir cumpliendo objetivos de reciclaje. Hay que conseguir, por ejemplo, reaprovechar el 50% de los residuos y reducir considerablemente el volumen de los que se depositan en vertedero.

Cs hemos llevado a cabo propuestas para realizar campañas contra el despilfarro de alimentos; iniciativas para estudiar la generación de biogás en la planta de tratamiento de Los Ruices; mociones para estudiar mayor implantación de sistemas terciarios que faciliten el uso de aguas recicladas en riegos y limpiezas, o, sin ir más lejos, hemos puesto sobre la mesa un mayor apoyo municipal a las empresas de reciclaje textil que sitúan contenedores en diversos puntos de la ciudad.

El vidrio ha sido otro de nuestros caballos de batalla. Tras reunirnos con Ecovidrio, vimos que nuestra ciudad no está al nivel que debiera. Llegamos a proponer campañas para una mayor implicación del sector hostelero e, incluso, cambios en la ordenanza. Cuando presentamos aquella iniciativa, vimos que los resultados eran muy desiguales en toda España. Oscilaban entre los 33 kilos por habitante de Baleares y los 7,2 kilos por habitante de Extremadura. Andalucía era la penúltima, con 11,3. Pero Málaga capital apenas promediaba 7,7.

En las memorias de Limasa hay datos de las toneladas que recogemos de cada residuo, pero nada más, no podemos saber si estamos lejos o cerca de cumplir los objetivos europeos. Vamos a presentar una batería de preguntas para ahondar en ello. Nos preocupa.

Artículo publicado por Juan Cassá en Viva Málaga, el martes 15 de enero de 2019