En abril de 2001 arrancó el contrato de Limasa III y se fijó su conclusión 16 años después. No deja de ser surrealista que haya habido que prorrogar un contrato que con tanta antelación tenía caducidad. Es la línea de De la Torre, al que 16 años no le han dado para pensar qué modelo querría después del actual despropósito, que presta un servicio caro y malo, envuelto en la constante polémica. Ése es De la Torre, un mito de Penélope encarnado en alcalde. Tejer y destejer hasta el infinito. En esto, desde luego se diferencia mucho de su antecesora, Celia Villalobos, que a buen seguro habría tomado una determinación, la que fuera, no lo sé. Pero hubiera decidido.

Ciudadanos ha defendido que Limasa debe externalizarse y dividirse en sectores o servicios. Hoy, por ejemplo, en Parques y Jardines, que es privada, se restan los importes de los trabajos no prestados o mal ejecutados. Pensamos que la competencia entre empresas sería sana. Pensamos que playas, mercados o polígonos deberían tener una especificidad. Y entendemos que la acuciante falta de mecanización de la empresa tendría una mejor solución con este formato.

Nos quedamos solos. Solo Ciudadanos quiere una Limasa privada. Entendemos la democracia y no nos vamos a hacer fuertes en una posición de minoría. Por el camino, De la Torre, el año pasado, nos propuso una salida intermedia: una empresa híbrida, que no mixta, en la que el 75% de los trabajadores pasarían a la parte privada. Eso acordó y firmó con nosotros en noviembre de 2017. Unos meses después, en pleno Debate sobre el Estado de la Ciudad, se sacó de la manga que ahora prefería un modelo público, en contra de su propio equipo y partido. Casi dos años después, con 28 ediles a favor ha sido incapaz de hacerlo. Que si encuestas, que si productividad, que si obviar las resoluciones judiciales que obligan a aplicar acuerdos laborales…

Cs presidimos una comisión de investigación. Y fuimos a la Fiscalía cuando salieron a relucir posibles enchufes por parte de los partidos políticos. Y ahora los puestos hereditarios (196 en una década) vuelven a colear habida cuenta de unas grabaciones hechas públicas la semana pasada. ¿Y qué ha hecho el alcalde, al que pedimos que comparezca en el próximo pleno? Lo de siempre, tinta de calamar. Y mientras tanto los malagueños seguimos pagando 96 millones al año por este servicio.

Artículo publicado por Alejandro Carballo en Viva Málaga, el martes 26 de febrero de 2019