Es en tiempos de ruido y furia cuando la capacidad de pactar aquilata su significado. Ciudadanos ha decidido que Málaga tenga un gobierno sólido en un contexto líquido, inestable. Y los pactos hunden sus raíces en la observancia de los acuerdos y en la confianza mutua. El primer hito del nuevo mandato, suscrito en nuestro acuerdo con el PP, era aprobar los presupuestos en un pronto pleno. Así ha sido. Ya tuve ayer oportunidad de desgranar las razones que nos llevan a aprobar estas cuentas, que son realistas, expansivas y tan sólo marcan la primera etapa del que esperemos sea un camino de provecho para Málaga. Son presupuestos con marcado carácter social, ambiental, educativo, que recortan mucha deuda y que recogen algunos de los grandes proyectos que formaban parte de nuestra agenda política cuando éramos oposición y que lo seguirán siendo ahora que conformamos gobierno.

Desde la bancada de PSOE y Adelante, se me afeó en reiteradas ocasiones el hecho de compartir equipo de gobierno con otra fuerza. ¿No es eso precisamente lo que debería ser la política, la capacidad de anteponer lo que une a lo que separa? Acusar a alguien de llegar a acuerdos merma el crédito político de quien parte la crítica, máxime si se imponen tonalidades casi hepáticas, casi viscerales. El trazo grueso sobre el argumento fino.

Ciudadanos no se plantea este mandato en otra clave que la de hacer que Málaga aproveche el tren del futuro. Vivimos en una ciudad apetecida y apetecible como dije ayer y la Administración debe crear el caldo de cultivo para generar empleo, oportunidades y atraer inversiones. A la izquierda le encantaría disparar el número de empleados públicos y subir impuestos para ello o, a lo peor, volver a endeudarnos de forma insoportable. A nosotros nos motiva más seguir bajando cada año 20 millones de euros a los malagueños relajando carga fiscal, eliminando progresivamente ese impuesto injusto y confiscatorio que es la plusvalía por herencia y avanzando en bonificaciones cada vez mayores en el IBI o el ICIO, por no aburrirles con una larga lista de medidas que llevamos activando cuatro años.

Resulta curioso que el PSOE, cuyo presidente Sánchez no quiere derogar la plusvalía, y que se resistió numantinamente a acabar con el impuesto de Sucesiones, se transmute ahora en una suerte de adalid de la bajada de impuestos. No cuela.

Artículo publicado por Noelia Losada, concejala de Cultura, Deporte y portavoz de Cs en Viva Málaga, jueves 11 de julio de 2019