Remarcaba su preocupación por la caída en picado de las vocaciones científicas en Málaga el director-gerente del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), Felipe Romera, durante el desarrollo del último Consejo Social. En una ciudad cuyo inequívoco plan B (más bien A2) para el turismo debe ser la innovación, esto no puede asumirse tan alegremente. Y es cierto que los motivos subyacentes a este fenómeno probablemente haya que buscarlos muy lejos del Ayuntamiento. Seguramente la educación utilizada como moneda de cambio al albur del partido que gobierne en cada momento tenga algo que ver. Como también lo tendrá la falta de apuestas de la Junta en este sentido de fomentar la innovación desde la base, algo que es mucho más que colocar pizarras digitales y dotar a los alumnos de un portátil. Probablemente todo tenga mucha relación con el desplome de la cultura del esfuerzo por falta de referentes en una provincia que ha visto bien cómo hay ingenieros que no llegan a mileuristas durante los buenos tiempos y, en cambio, sueldos a pie de obra que quintuplicaban a los suyos. Tampoco hay que perder de vista el desánimo de una generación en la que ha calado el ejemplo de tanto talento que tiene que hacer las maletas para llamar fuera a las puertas que aquí les cerramos.

Pues bien, dando todos esos motivos y algunos más como ciertos, no lo es menos que desde lo más cercano, desde el Ayuntamiento podemos hacer algo para abonar el terreno y contribuir a ese propósito del que hablaba Romera. Y así lo viene Ciudadanos poniendo encima de la mesa desde octubre de 2015. En aquel mes, suscribimos un manifiesto, el Málaga Code, promovido por profesionales de la sociedad del conocimiento, en el que básicamente se destacaban la robótica y la programación como herramientas estratégicas para el desarrollo de la lógica; del trabajo en equipo; de la paciencia; de la creatividad, o de las capacidades matemáticas. Países como Estados Unidos y Japón ya probaron con éxito en los 80 estas disciplinas en el desarrollo curricular.

Nosotros no sólo firmamos aquel manifiesto. Además, elevamos una moción al pleno y, posteriormente, pusimos la realización de un programa como una de las condiciones para aprobar los presupuestos del año siguiente. Hubo quien intentó ridiculizar aquello. Hoy, el de Málaga es un Ayuntamiento pionero en la materia porque 10.000 alumnos, en 400 cursos diferentes y 110 centros escolares van a poder dar sus primeros pasos en robótica dentro de su horario lectivo. En todos los distritos, gratuitamente y sin excepción. Hoy Málaga Code ha pasado a institucionalizarse y es Málaga Byte. Y todo gracias a la implicación del concejal de Nuevas Tecnologías, Mario Cortés, y de profesionales como Juan Luis Cruz, presidente Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación.

Es el primer peldaño en la estrategia de una ciudad tecnológica como Málaga en la que hay que apostar por políticas desde la base que complementen a las que el Ayuntamiento viene aplicando desde arriba. Porque hay que reconocer que ésta es una de las líneas en las que trabaja el alcalde desde hace años. Pero, sin una base, sin un sustrato, ningún apellido en inglés que le pongamos a ningún programa servirá de nada.

Málaga aprende a programar

Málaga aprende a programar era uno de los eslóganes de aquel manifiesto y debemos darle continuación. Los cursos que he mencionado alcanzan distintos niveles de la enseñanza obligatoria, pero es necesario ocupar todo el espectro formativo y apostar por la vinculación de la robótica y la programación a la creación de patentes, a la solución de problemas reales en la ciudad (tuberías, semáforos, pilonas, suministro…)

Hace falta implicar a la comunidad educativa. Con los profesores ya hemos empezado a través de la formación en el Polo Digital, que tanto hemos criticado porque le falta el empaque y la dimensión que le daría una potente universidad privada a esta ciudad

Desde Ciudadanos vamos a seguir lanzando propuestas que enriquezcan Málaga Byte. Ya hemos hecho lo más difícil: arrancar y encontrar la sensibilidad en el equipo de gobierno para presupuestar cada año 175.000 euros para estos cursos. Tenemos mucho campo para crecer con iniciativas como becas, cursos, actividades divulgativas, concursos, encuentros lúdicos…

Artículo publicado por Juan Cassá en Málaga Actualidad el martes, 18 de abril de 2017